«Quería mostrar una cara hermosa»

El patrullero Ricardo José Andrade, conocido como el «Policía de Samario», ha hecho serias acusaciones de acoso en su lugar de trabajo, específicamente en la Policía Metropolitana de Santa Marta. En un video que se ha vuelto viral, Andrade estuvo acompañado por su madre, esposa y hermana, donde expresó su angustia, afirmando: «Sufro de persecución y acoso en el lugar de trabajo policial por mi trabajo.» Desde el año pasado, el patrullero ha enfrentado presuntas represalias debido a su dedicación y esfuerzo por realizar un trabajo social significativo en la comunidad.

Andrade señala que algunas de sus acciones para mejorar la percepción de la policía en la ciudad no fueron bien recibidas por la institución. «A partir de mi llegada a Santa Marta, me comprometí a cuidar a los ciudadanos y a educarlos, promoviendo la conciencia y la cultura en la comunidad. Quería demostrar que no todo en la policía es malo, y que también hay personas que verdaderamente desean hacer el bien.» Sin embargo, esta buena voluntad parece haber llevado a que ciertos superiores intentaran limitar su función dentro de la fuerza policial.

El patrullero explica que le enviaron documentos instructivos que restringían sus actividades, afirmando: «Comenzaron a limitar mi función policial. Me decían que ya no podía cumplir con los requisitos policiales, ni ayudar a un ciudadano en un accidente.» La situación se complicó aún más cuando Andrade comenzó a sentir que sus esfuerzos por ayudar a la comunidad, incluido el reparto de mercados, ropa y otros elementos a los necesitados, eran malinterpretados y criticados.

El patrullero afirma que es acosado por un laboratorio.
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Redes sociales

Andrade relata que uno de los incidentes más graves de acoso en su lugar de trabajo fue una investigación disciplinaria iniciada tras la publicación de un video en el que aparece junto a un niño, su vecino. Este video fue idea del menor y tenía como objetivo alertar a los padres sobre la importancia de cuidar a sus hijos y no dejarlos solos en las calles. Sin embargo, se alegó que el niño fue forzado a participar en la grabación, lo que generó más tensiones en el entorno laboral de Andrade.

El patrullero también menciona que se ha llevado a cabo un juicio en la oficina del fiscal donde se están investigando los hechos, y que cualquier intento de describir las circunstancias de la grabación ha sido desalentado. De acuerdo con Andrade, sus superiores han tomado medidas severas al trasladarlo repetidamente de un lugar a otro: «Me han movido de Santa Marta a Bogotá, luego a Ciénaga y ahora a San Andrés.» Estos constantes cambios han comenzado a afectar su bienestar emocional y económico.

La policía realiza trabajo social.
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Estos movimientos constantes, tres en tan solo seis meses, han desestabilizado su vida profesional y personal, generando una gran presión emocional. Además, Andrade ha denunciado a algunos de sus superiores ante las autoridades correspondientes, pero esto ha resultado en más represalias. La situación plantea serias cuestiones sobre la cultura laboral dentro de las fuerzas de seguridad y las repercusiones que pueden tener las acciones de aquellos que buscan hacer el bien en sus comunidades.

Por último, cabe mencionar que la Policía Nacional aún no se ha pronunciado oficialmente sobre este delicado asunto, lo que ha dejado inquietudes sobre la falta de transparencia y la necesidad de tomar medidas para proteger a los miembros de la fuerza que buscan hacer un impacto positivo en sus comunidades.

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