Las lluvias dejan el sistema sin operación

En la mañana del lunes 5 de mayo, se dieron a conocer limitaciones en el suministro de agua en sectores como Rodadero, Gaira, Aeromar, La Paz, Cristo Rey y otros distritos en el sur de Santa Marta.
La compañía de servicios públicos de Santa Marta, Essmar, anunció que la planta de tratamiento Dębowa dębowera ha sido suspendida de manera temporal debido a altos niveles del río Gaira.
El comunicado exponía: «Se tomó la decisión de proteger la infraestructura de purificación, evitar la obstrucción de los filtros y garantizar la calidad del agua». Sin embargo, no se especificó la fecha de reactivación del servicio, lo que ha generado incertidumbre entre los residentes y comerciantes de la región.
Sin agua y con doble pago
Descarga de agua en Santa Marta Foto:Roger Urleles
Durante esta crisis de suministro, muchos hoteles y residencias se ven obligados a contratar servicios alternativos para garantizar el acceso al agua. La contratación de estos servicios varía entre USD 150,000 y USD 250,000 mensuales. A pesar de esta situación crítica, los recibos de facturación continúan llegando, lo que complica aún más la situación financiera de los establecimientos.
“Cuando surgen estos problemas en la entrega de agua, nos vemos obligados a pagar doble. De un lado, seguimos recibiendo facturaciones por el acueducto, y del otro tenemos que comprar agua a empresas privadas para garantizar el servicio a nuestros huéspedes”, explica Andrea Rodríguez, administradora de un hotel ubicado en South Rodadero.
Los planes de emergencia están siendo implementados en el sector hotelero. Se están haciendo esfuerzos para garantizar suficiente agua en baños, cocinas y áreas comunes. Aunque la temporada no es alta, Santa Marta sigue recibiendo visitantes de diversas partes. «Esto afecta nuestra operación diaria y genera pérdidas significativas», señala Luis Barreto, propietario de un albergue en el corredor turístico.
Impacto en los apartamentos residenciales
Agua para Santa Marta Foto:Archivo privado
En los distritos residenciales del sur, como La Paz, la situación no es diferente. Los residentes luchan por almacenar agua en tanques, cubos y botellas. Aquellos que no disponen de espacio adecuado para su almacenamiento deben esperar a que se realicen entregas o adquirir botellas de agua.
“El agua que sale no tiene un color adecuado. Nos dicen que es por el río y, aunque necesitamos agua para bañarnos, cocinar y limpiar, tenemos que comprar botellas o pagar para que nos traigan agua. Este gasto adicional afecta nuestro presupuesto”, lamenta María del Carmen Morales, una residente del distrito de Cristo Rey.
Essmar asegura que están trabajando con su equipo técnico para monitorear la calidad del agua y que, en el momento adecuado, se reactivará la operación de la planta de El Roble. Mientras tanto, se están tomando medidas para suministrar agua a los sectores más afectados mediante tanques y otras alternativas.
Cuando llueve o cuando no llueve
Entre la frustración de la población, es común escuchar un sentir generalizado entre los samarios: «Aquí estamos mal si no llueve, y también estamos mal cuando llueve».
La problemática del agua está ligada a las variaciones climáticas. Cuando no hay lluvia, los ríos se secan y se dificulta la captura de agua. Por el contrario, durante períodos de lluvia intensa, como el actual, el agua se torna turbia y obliga a las plantas de tratamiento a interrumpir sus operaciones.
“No puede ser que siempre estemos al borde de la crisis. Si no llueve, sufrimos, pero si llueve, también tenemos problemas. Es preocupante que no haya una solución clara”, expresa Jorge Herrera, residente del distrito de La Paz.
El sur y el comienzo de la temporada de lluvias
Lo preocupante es que el fenómeno que ha obligado a cerrar la planta no parece tener una solución inminente. Las lluvias recién comienzan y la alta turbidez en el río Gaira podría prolongarse durante días o incluso semanas.
Este problema se repite año tras año. Cada temporada de lluvias en Santa Marta pone de manifiesto la fragilidad del sistema de acueducto. Mientras no se realicen inversiones en infraestructuras más sólidas y adaptables, la ciudad seguirá siendo vulnerable a las inclemencias del clima.
Además del impacto en la calidad de vida de los habitantes, también se produce un golpe directo a la economía turística. Los hoteles enfrentan costos adicionales, afectando así su rentabilidad.
“Entendemos que esto es un fenómeno natural, pero no podemos seguir viviendo en estas condiciones. No existe un plan estructural real para resolver esta crisis”, se queja Rodríguez, con un tono de frustración palpable.
Por ahora, no hay una solución definitiva a la vista. Las lluvias continuarán, lo que implica que la nubosidad persistirá. Mientras tanto, los hoteles, restaurantes y residencias en el sur de Santa Marta tendrán que seguir comprando agua para sus operaciones.
Roger Urleles
Especial a tiempo
Santa Marta
En x @rogeruv