El sábado por la noche, decenas de miles de personas se reunieron en el Plaza de Los Husgos de Tel Aviv y gritaron para la liberación de los prisioneros que permanecen en Gaza del ataque de Hamas en octubre de 2023.
Las protestas, que han aumentado, reflejan la creciente insatisfacción en la sociedad israelí en ausencia de progreso en las negociaciones y el temor de que el rehén se olvide en medio de la escalada militar. Los miembros de la familia y los rehenes han tomado el piso en las manifestaciones y exigen al gobierno de Benjamin Netyahu un acuerdo integral que priorice la vida del secuestro.
Paralelamente a las protestas, la ofensiva israelí se intensificó en Gaza. Según la defensa civil de Gaza, al menos 37 personas murieron en siete bombardeos aéreos hechos por drones y guerreros en diferentes partes del enclave, incluidas áreas densamente pobladas como Jabaliya y Ciudad de Gaza. Las cifras de la víctima son difíciles de verificar de forma independiente debido a las restricciones que Israel introdujo a los medios de comunicación y la compleja situación en el terreno. Las organizaciones médicas palestinas informan que solo el sábado murió al menos 64 personas en ataques israelíes, muchas de ellas en mercados y escuelas.
La situación humanitaria en Gaza empeora día a día. El ejército israelí ordenó la evacuación forzada de los habitantes de Yabalia y Ciudad de Gaza y ha operado miles de familias en el sur, áreas como Mawasi, que tampoco se consideran seguras. El acceso a la asistencia humanitaria sigue siendo extremadamente limitada, y las organizaciones internacionales advierten sobre la desnutrición de los niños y la falta de entregas básicas, con docenas de niños que murieron debido a causas relacionadas con el bloqueo.
El gobierno de Netanyahu enfrenta una presión sobresaliente tanto interna como externa. Si bien parte de la compañía requiere una solución negociada para liberar como rehenes, el gabinete israelí ha aprobado planes para expandir la operación militar y mantener una presencia a largo plazo en Gaza, una decisión que ha creado críticas dentro y fuera del país. Los manifestantes y analistas advierten que la extensión del conflicto solo dará a más víctimas y dificultará liberar a los prisioneros.
Hamas conserva a unos 50 rehenes, de los cuales se estima que al menos 20 todavía están vivos, según fuentes oficiales israelíes. Las familias secuestradas insisten en que solo un acuerdo global puede garantizar que sean devueltos y rechazar la política de acuerdos parciales que han caracterizado las negociaciones hasta ahora. La incertidumbre sobre el destino de los prisioneros agrega un elemento de ansiedad y urgente a la crisis.
