63 líderes y defensores de los derechos humanos ya están allí

William Arnulfo Marín Amaya, de 39 años, fue asesinado el pasado domingo 11 de mayo en las áreas rurales de la comuna de El Bagre, situada al norte de Antioquia. Este hombre era un destacado líder social y formaba parte del Comité de Conciliación sobre la Justicia del Consejo de Acción Social El Castillo Vereda. Marín Amaya recibió una llamada de un grupo armado ilegal, y posteriormente fue ejecutado en el centro de Puerto Claver.
Marín Amaya era ampliamente reconocido por su arduo trabajo, que incluía mediar en conflictos comunitarios y fomentar la participación activa de los miembros de la comunidad. Residía con su familia en Castillo, donde se encargaba de facilitar procesos de escucha en su lucha por la justicia social. Su asesinato representa un duro golpe para una región que ha sufrido por un elevado nivel de violencia y control social por parte de actores armados durante años.
El asesinato es una táctica que sugiere un mecanismo de control: primero la amenaza y luego la ejecución. Foto:Juan Pablo Rueda / El TIempo
El asesinato bajo la presión de grupos armados
De acuerdo con informes de Indepaz, Marín Amaya recibió una orden el día de su muerte, el 11 de mayo, sin previo aviso sobre los motivos de la cita.
Al llegar al lugar mencionado, fue atacado por individuos vinculados a un grupo armado ilegal.
Diversas estructuras criminales operan en esta región. El clan del Golfo mantiene una fuerte presencia a través de sus viejas tramas, al igual que los grupos de defensa propia gaitanista en Colombia. Además, el ELN hostiga a las comunidades en varios caminos; los disidentes de las FARC consolidan rutas de narcotráfico a través de los frentes 4 y 36. Estas organizaciones han incrementado la presión local, ejerciendo vigilancia y control continuo sobre residentes y líderes comunitarios.
Otros municipios en la subregión, como Valdivia e Ituango, se enfrentan a situaciones comparables. Foto:Redes sociales
Alertas tempranas y datos sobre violencia
La oficina del portavoz ha señalado el riesgo para los derechos humanos y los líderes defensores en El Bagre mediante dos alertas tempranas: la 045 de 2020, que detalla la presencia de grupos armados y violaciones a los derechos humanos en esta comarca; y la 019 de 2023, que se centra en la protección de líderes comunitarios y defensores de derechos humanos. Ambos documentos apuntaron que las imposiciones de control social por parte de estas entidades constituyen una amenaza constante para la población civil.
Estas alertas destacan cómo los grupos ilegales ejercen presión en diversas regiones del país. Esta situación provoca amenazas, desplazamientos forzosos, extorsiones, y en casos extremos, asesinatos selectivos, que han cobrado la vida de Marín Amaya y de muchos otros líderes sociales en lo que va del año.
Con este trágico acontecimiento, el INDPAS contabiliza 63 líderes y defensores de derechos humanos asesinados en Colombia durante 2025. Esta cifra sitúa al país en una de sus etapas más críticas en años recientes.
Este conteo incluye casos registrados por organizaciones sociales y entidades de derechos humanos, lo que evidencia la continua y latente violencia contra aquellos que promueven la convivencia y la reconciliación en territorios mayormente afectados por los actos de grupos armados.
La situación no es un caso aislado en Antioquia. Otros municipios de la subregión, como Valdivia e Ituango, enfrentan situaciones similares. Así es como se han visto forzados a abandonar proyectos colectivos por miedo a represalias, sufriendo despojos y una profunda inseguridad. Acciones como la minería ilegal y la extorsión a pequeños comerciantes contribuyen a crear un ambiente de miedo que dificulta la participación ciudadana.
En ausencia de resultados en las investigaciones, las familias se ven expuestas a una constante revisión y riesgo. Foto:Séptima rama
La muerte de William Arnulfo Marín Amaya ha dejado una herida profunda en la comunidad de Puerto Claver y Castillo. Su labor de mediación y su compromiso con la justicia social seguirán siendo un ejemplo de los esfuerzos locales por construir espacios de diálogo, aunque hoy este camino se ha visto interrumpido por la violencia armada.
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Danna Valeria Figueroa
Tiempo de periodismo multimedia